La “Rosa del Norte”, la antigua capital Lanna, el reino del millón de arrozales, nomenclaturas legendarias para nombrar a la segunda población más importante de Tailandia, Chiang Mai. Etiquetas aparte, siempre ha sido un centro espiritual y cultural donde monjes y artesanos conviven con sus tradiciones y su filosofía de vida, no en vano la “protegen” más de trescientos templos desde su fundación en 1.296.
Pero en el siglo que vivimos, Chiang Mai, se está convirtiendo también en un importante centro para creativos y artistas tanto digitales como analógicos, motivados por la excelente conectividad aérea, alquileres a buen precio, buenas conexiones 4G y una efervescencia de ideas desarrolladas en los numerosos espacios de coworking, como Starwork, Punspace o Mana, que empiezan a proliferar por toda la ciudad junto con galerías de arte, delicadas vinotecas, coffee shops, hoteles boutique y restaurantes deliciosos. Esta llegada de talento a Chiang Mai no está cambiando su esencia espiritual, los templos, mercadillos, salas de masaje tradicional, artesanos, todos siguen estando allí, pero lo más “cool” la está complementando.
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Por todo esto, bien merece una visita, con calma, disfrutando de cada rincón y buscando la experiencia de cada lugar en una combinación de pasado y futuro.
Para empezar, la ciudad se puede recorrer en un tuk tuk. Por unos bahts, que dependerán de la habilidad del cliente para negociar, se puede disponer del vehículo todo el día realizando las paradas oportunas para visitar los lugares casi obligados. Si hablamos de templos en el centro de la ciudad, al menos se deberán incluir en el recorrido Wat Phra Singh, Wat Chedi Luang o Wat Chiang Man, aunque con más de trescientos diseminados por toda la ciudad, uno puede ir eligiendo a su gusto y entrando hasta en los más sencillos y acogedores. Tras la visita de templos es natural hacer una parada para picar alguna delicia thai y tomar una cerveza – Singha o Chang, ambas están deliciosas en el trópico y los amantes de este líquido no se ponen muy de acuerdo en cuál es mejor-. Uno de los barrios más pujantes y vivos es Nimmanhaemin Road, cuajado de cafeterías, galerías de arte, tiendas, restaurantes de distintas nacionalidades por si apetece variar de la rica comida thai. Es un barrio cuyos sois (callejones) ofrecen todo tipo de posibilidades para pasar el resto del día y parte de la noche, desde pequeñas tiendas de decoración a bares con música en directo para los más noctámbulos. Está muy vivo y al alza.
Alrededor de Chiang Mai
La belleza de sus paisajes, los arrozales, las carreteras sinuosas con las montañas al fondo justifican salir de la ciudad y respirar el famoso thainess, o modo de vida tailandés, un concepto que promueve la vida por la vía lenta.
Bo Sang: la aldea de las sombrillas de papel.
Utilizadas desde hace cientos de años como símbolo de distinción, la historia detrás de las famosas sombrillas de Tailandia cuenta que fueron traídas por un monje llamado Phra Intha, que en uno de sus viajes por Birmania (Myanmar) descubrió hermosos paraguas de corteza de morera que engrasándose mantenían a las personas secas en la lluvia y frescas con el sol.
Impresionado, el monje llevó algunos ejemplos a su hogar en la aldea de Bo Sang, en Chiang Mai. Los artesanos aprendieron a realizarlas y posteriormente agregarían diseños artísticos que posicionarían a Bo Sang como el epicentro en esta industria. Hoy en día, la visita al entrañable pueblo es una buena opción para traerse un recuerdo y contribuir a la tradición. En el mismo distrito, para contrarrestar el pasado, toca visitar el MAIIAM, el flamante museo de Arte Contemporáneo con más de 3000 metros cuadrados de exposiciones tanto permanentes como temporales. Una joya inaugurada a mediados de 2016 en un edificio.
Y no puede faltar en el itinerario una visita al majestuoso Doi Suthep, un monasterio en lo alto de la montaña del mismo nombre lleno de capillas y templos formando un conjunto sagrado para los millones de Thais que practican el Budismo Theravada. Lo mejor y para evitar multitudes es ir al atardecer cuando su luz es mágica y las pequeñas campanas, que decoran todos los tejados, suenan por efecto de la brisa vespertina mientras los monjes se preparan para la última oración del día.
De regreso al centro, la noche cae y es el momento de descubrir nuevos sitios de moda, para picar, comprar o pasear. Chiang Mai, al igual que muchas ciudades thais enloquecen a la puesta de sol y no es difícil encontrar de todo en cualquier parte. Un clásico es caminar por el mercado nocturno en Chang Khlan Road y adquirir productos a buen precio, siempre regateando. Es un buen ejercicio antes de cenar. Abre todos los días hasta la una de la madrugada. Si se visita la ciudad en fin de semana, además hay otros mercadillos, dentro de la muralla, como el Sunday Market Walking Street que cada fin de semana convierten en peatonal una calle y sus adyacentes. Conviene consultar porque a veces lo trasladan al domingo. Tras la sobredosis de compras, el mejor lugar para cenar y tomar una copa puede ser la zona de Charoenrat, en la orilla del río Ping. Especialmente en los fines de semana los locales salen hasta bien entrada la noche recorriendo un rosario de bares con música en vivo y distintas representaciones culturales, muchos de ellos al aire libre bajo la suave temperatura del río.
Cómo llegar:
Con el nuevo vuelo de Qatar Airways a Chiang Mai vía Doha desde Madrid y Barcelona, está más cerca que nunca y es una excelente puerta de entrada a Tailandia. La posibilidad de esta aerolínea, que ahora permite entrar por una ciudad y salir por otra, consigue que se pueda empezar el viaje por el norte y acabar en Bangkok, Krabi o Phuket desde donde enlazar nuevamente con Doha y España.
Dormir en hoteles boutique:
Rarijinda: ¿Por qué? Además de estar en una inmejorable ubicación, en el río, posee uno de los mejores spas de la ciudad.
Tamarind Village ¿Por qué? Su arquitectura es única, su servicio impecable y se encuentra dentro de la muralla, a un paso de los templos.
Pink Nakara: ¿Por qué? Se trata de una reluciente casa de teca al borde del río con un jardín de ensueño y su restaurante de recetas tradicionales exquisitamente elaboradas, se realizan bajo petición previa.
Más información: www.turismotailandes.com
Texto: María Redondo
Artículo publicado en el suplemento Destinos, Periódico de Catalunya, diciembre 2017.
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