Cuando los bares vuelvan al lugar que les corresponde y los humanos podamos compartir mesa y mantel, Bangkok, cual ave Fénix, volverá a ser “la ciudad que nunca duerme” y para no olvidarnos de que ese momento llegará, valga este artículo como homenaje a la noche, la diversión y la felicidad que proporciona el encuentro con amigos, las risas de calle y las charlas en esos lugares que reconfortan el espíritu. Va por ellos, los bares y los amigos… la noche de Bangkok aguarda impaciente a que la recorramos de nuevo.
Una noche en Bangkok, siguiendo los pasos de Murray Head, bien podría empezar en el cielo. Para ello, los rooftops son la mejor opción para coger perspectiva y tomar una cerveza mientras se disfruta de una puesta de sol y la noche arranca con una cena por las alturas. Desde el clásico y siempre elegante Vértigo de Banyan Tree, o el nuevo Mahanakorn con 78 plantas y 360 grados de vistas asombrosas, hasta los más alternativos y económicos como son Sky Train Jazz Bar en Phaya Thai o el Bangkok Bar Infinity en el bullicioso y loco Thong Lor, la lista es interminable y se necesitarían muchas noches para probarlos.
A sus pies, una trepidante y nocturna Bangkok emerge junto al río Chao Phraya a la espera de ser descubierta. Conscientes de que el tráfico no cesa y las distancias, en ocasiones, son considerables, la mejor opción es moverse en tuk-tuk, pintorescos taxi-triciclos que cuentan con un modesto motor poco más potente que el de una vespa y que, sin duda, son el medio de transporte óptimo para trayectos intermedios. Gracias a estos raudos motocarros, populares en todo Tailandia, llegar tarde a una fiesta no es excusa.
Después de visitar las alturas, la noche continúa a pie de calle y la oferta es considerable dada la constante actividad callejera, donde destacan los mercados nocturnos como Talad Neon Market, situado cerca de las tiendas del área central de Pratunam, y de las zonas de Siam y Sukhumvit. Inaugurado en diciembre de 2016, se erige como uno de los más modernos de este tipo en la ciudad por su composición y concepto. Cuando los puestos tradicionales cierran sus bares abren, la música se cuela con fuerza por todo el recinto con bandas locales tocando y subiendo decibelios como locos.
Otra opción a pie de calle es desplazarse a Chinatown. Desde hace muy poco tiempo se han comenzado a abrir locales muy chic en las casas tradicionales del barrio, auténticas joyas arquitectónicas restauradas y reconvertidas en bares donde acude la gente más guapa. Cada vez hay más, pero dos son un “must”:
Tep Bar: Situado en las calles de la zona de Charoenkrung, esta antigua casa comercial restaurada es de gran belleza y sofisticación. Sus potentes cócteles mezclados con frutas, hierbas y especias tailandesas están deliciosos, especialmente el gin tonic de té de crisantemo. Bien entrada la noche músicos tailandeses suben al escenario para tocar música tradicional de la región central, todo un espectáculo.
Teens of Thailand (TOT): Un bar orientado al arte y centrado en la ginebra no puede defraudar. Se esconde detrás de una bellísima puerta de estilo indio. Se conserva gran parte de su arquitectura original, con muebles antiguos tailandeses esparcidos por todo el lugar, lo que fomenta más la interacción que quedarse en el asiento. Mundial es su gin tonic de guava.
Y si todavía el cuerpo aguanta, es hora de ir a la zona de Thong Lor donde reputados dj’s de todo el mundo imponen ritmos electrónicos en muchas de las discotecas como Demo, Levels Club & Lounge o Shing Shing Theater, entre otras muchas, imprimiendo a cada noche un renovado carácter festivo donde reina la amabilidad de la que hace gala esta insomne y segura Bangkok.
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