Seguimos con nuestros viajes geográficos por el País de las Sonrisas. Esta vez es el turno de Tailandia Central, una zona que reúne algunos de los atractivos más reconocidos e icónicos del país.
En esta primera entrega recorremos Ayutthaya, la antigua capital, una ciudad conquistada por los monos, y vamos al encuentro de dos curiosos trenes.
Ayutthaya
La confluencia de tres ríos fue clave a la hora de escoger la ubicación de Ayutthaya: las llanuras aluviales garantizaban un suelo fértil para producir alimentos tan básicos como el arroz.
Sus habitantes recondujeron los cauces hasta convertir la ciudad en una isla donde los desplazamientos se realizaban navegando por una extensa red de canales.
Todo se transportaba en embarcaciones y el pueblo vivía en construcciones levantadas sobre pilones de madera. La ciudad llego a estar habitada por un millón de personas.
Situada a unos ochenta kilómetros al norte de Bangkok, la que fue la ciudad más luminosa de Oriente y antigua capital del Reino de Siam debe ser una visita imprescindible en todo itinerario por Tailandia.
La ciudad de los monos
El núcleo histórico de Lopburi es muy atractivo por la mezcla de arquitecturas thai y jemer. Se puede recorrer andando sin demasiado esfuerzo, aunque resulta recomendable evitar las horas centrales del día debido a la fuerte insolación.
Lopburi perteneció a los jemeres y después al reino de Sukhotai, pero no fue hasta la hegemonía de Ayutthaya cuando vivió los días de mayor esplendor.
Entre los monumentos que se pueden visitar destacan el palacio del Rey Narai, que contiene elementos arquitectónicos thais, jemeres y europeos; y algunos templos de marcado estilo jemer, como Wat Phra Si Ratana Mahathat y Prang Sam Yot (Prang Sam Yod), donde no podemos perdernos las tres torres o prangs que simbolizan a los dioses hindúes Vishnu, Shiva y Brahma.
Pero más allá de haber sido una de las capitales del antiguo Siam, lo que hace famosa a la ciudad de Lopburi es la presencia de miles de monos, macacos concretamente, que campan a sus anchas por las calles de alrededor del templo Prang Sam Yod.
Estos intrépidos primates se desplazan por el núcleo urbano, donde se les puede observar colgados de los cables eléctricos o saltando de tejado en tejado.
Se alimentan de la comida que les proporciona la población local y es recomendable tener cierta precaución con ellos porque sienten una fuerte atracción por lo ajeno.
Nam Tok
El Ferrocarril de la Muerte fue una línea de tren entre Bangkok y Rangún, Birmania.
La historia de su construcción tiene tintes muy dramáticos, ya que los japoneses utilizaron mano de obra forzada, principalmente prisioneros de guerra, que sufrieron todo tipo de abusos.
Hoy es posible viajar en un tren con algunos impresionantes pasos por viaductos sobre el río Kwai. En el punto conocido como Hellfire (Fuego del Infierno) hay un museo conmemorativo donde es posible conocer la historia de este trazado ferroviario.
Los trenes que hacen el trayecto hacia Nam Tok, en Kanchanaburi, salen desde la estación Thonburi en Bangkok.
El mercado del tren
El mercado de Mae Klong, una localidad al suroeste de Bangkok, es uno de los más curiosos del mundo. En ocho ocasiones diarias los vendedores tienen que dejar paso al tren retirando toldos y mercancía.
En algunos puestos tienen sus productos sobre un sistema de raíles y vagonetas que facilita la tarea.
Unos cuentan que los vendedores ya tenían licencia para vender allí antes de que los raíles invadieran su espacio, otros que han sido los vendedores los que han ido ganando cada palmo a los raíles.
En la estación de la localidad hay un cartel que anuncia los horarios de llegada y salida del tren.
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