En el siglo pasado, nuestros abuelos decían a sus amigos que “iban a tomar las aguas” cuando se retiraban unos días a un balneario de la Península. Mucho ha llovido desde entonces y más ha evolucionado el concepto, tanto que hoy es popular probar un spa, un masaje thai, ayurvédico, balinés…, un tratamiento específico a base de nosequé producto de extraño nombre y no solo en casa sino en otros países, para probar otras técnicas y comparar, que para eso viajamos, para probar todo lo posible. Es lo que ya se conoce como turismo de salud y bienestar.
El turismo de salud generalmente se divide en dos ramas: el médico propiamente dicho y el turismo de bienestar o lo que llamamos por influencia anglosajona, Wellness. En cualquier caso, los pacientes que viajan a Tailandia en busca de un tratamiento lo hacen buscando una experiencia y una relación calidad-precio que no pueden encontrar en su casa. El auge del turismo en Tailandia ha llevado en las últimas décadas a numerosos inversores a poner sus ojos en este sector y se estima que es una industria en auge que mueve cerca de 40.000 millones de euros al año.
Antes de la llegada de la medicina moderna, los naturistas tailandeses jugaban el papel de farmacéutico o doctor. Originalmente, los doctores rurales eran monjes pues los templos budistas eran centros de aprendizaje, no solamente de religión sino de otras materias como la astrología o medicina. La medicina tradicional Thai mantiene que el cuerpo tiene 4 elementos: viento, agua, tierra y fuego, y los problemas de salud son resultado de un desequilibrio entre ellos. Para remediar un dolor, el “doctor” del pueblo hacía un remedio de hierbas para que el paciente lo ingiriera, aplicara sobre la piel o añadiera a unas compresas de vapor.
El masaje Tradicional Tailandés es una demostrada terapia física que data de la antigua India algún tiempo antes de Buda. Se ha practicado en Tailandia durante siglos y muchos juran su eficacia en indisposiciones comunes como dolores, fiebres y crisis nerviosas.
Se puede probar esta antigua terapia en su forma original en el templo; masajistas entrenados en la escuela de masaje del “Wat Po” ofrecen sus servicios durante todos los días de la semana a precios muy razonables… Además de los spas llamados de día o urbanos, la mayor parte de los hoteles con spa lo incluyen en sus programas de terapia, es un clásico en todos que nunca falta.
Pero los modernos templos de masaje y de cuidados holísticos son cada vez más demandados por un viajero que va en búsqueda de nuevas técnicas basadas en la tradición pero con los avances del s.XXI. Sofisticados, elegantes, cuidados hasta el último detalle, todos, desde los más sencillos a pie de calle hasta los de última generación satisfacen y superan las expectativas proporcionando una experiencia para recordar.
La lista es inmensa pero muchos de los mejores spas urbanos se pueden encontrar en la Thai Lanna Spa Association, entre ellos los bellos Oasis Spa con spas repartidos entre Bangkok, Chiang Mai, Phuket y Pattaya, además de un hotel boutique, el Oasis Luxury Resort de Chiang Mai. Aseguran que sus clientes encuentran su Oasis personal, de ahí el nombre. Uno de sus tratamientos estrella es el Mágico a 4 manos. La locura…
Otro imprescindible es el superpremiado Rarinjinda que dispone de tres spas entre Bangkok y Chiang Mai y también un hotel boutique. Entre sus tratamientos más preciados está el Rarinjinda Golden Memories, cinco horas en las que a uno le hacen de todo, desde una relajación facial, un masaje ayurvédico (shirodhara), una sauna de hierbas, una exfoliación de cuerpo y hasta un jacuzzi con flores y cromoterapia, vamos, para echar el día.
Y el que está cada vez cogiendo más fuerza es el sofisticado Divana Spa. Un negocio alrededor del bienestar que comprende no solo los spas cuyos tratamientos se realizan con productos orgánicos que ellos mismos fabrican, sino que van un paso más allá y se han introducido en el campo médico y estético en su Clínica Divana, con tratamientos anti-edad, de adelgazamiento y desintoxicantes utilizando la tecnología más avanzada. Es la auténtica revolución.
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