Por Sara Acosta (texto y fotos)
He de reconocerlo, no me gustan las multitudes. Ni en mi día a día y mucho menos a la hora de viajar. Nunca he viajado en grupos organizados y prefiero viajar con poca compañía. Las hordas de turistas me agobian y acabo por no disfrutar del viaje. Por eso me enamoré al instante de una zona de Tailandia menos conocida donde los turistas no se prodigan: Si Satchanalai y Lampang. Aquí sólo encuentras tailandeses y algún que otro turista descarriado como tú. ¡Y es que Tailandia es el paraíso! Este país no deja nunca de sorprenderme y en cada viaje encuentro mi pequeño pedazo de Edén en él.
Es al norte de Tailandia, entre Sukhothai y Chiang Mai, donde encontré estos olimpos que, por lo tanto, son paradas perfectas en el viaje de cuatro horas de carretera que une una ciudad con la otra. En Lampang incluso se debe hacer noche para disfrutar de la tranquilidad antes de llegar a la bulliciosa Chiang Mai, capital del norte de Tailandia.
Pero vamos por partes. La primera parada desde Shukhotai es Si Satchanalai, el hijo pequeño de éste, según los tailandeses. A poco más de una hora de la que fuera capital del reino de Siam, aquí se experimenta el placer de ver un parque histórico casi en soledad. Si Satchanalai fue construido como lugar de residencia del príncipe heredero entre los siglos XIII y XIV y abandonado posteriormente.
El parque se puede recorrer muy fácilmente y aún tiene más de 20 templos construidos en laterita, un tipo de piedra que se caracteriza por su contenido de hierro y otros minerales. Uno de los templos principales de Si Satchanalai es el Wat Chang Lom, o templo de los elefantes, y es que 39 estatuas de paquidermos adornan su perímetro. También lo hacen estatuas de budas descabezados gracias a saqueos en el siglo XX.
Otro de los templos más importantes es el Wat Chedi Chet Thaeo, probablemente el más importante del parque gracias a sus 32 estupas de diferentes tamaños y estilos -chedi, prang-. Además, el hecho de que el templo central sea al más grande del parque indica que fue construido para la familia real.
Pero lo más curioso de Si Satchanalai es que se puede hacer una especie de ruta de senderismo. Con una frondosa vegetación a su alrededor, existe un camino que sale de en medio de los árboles y te lleva hasta la cima de una pequeña montaña donde está el Wat Phra Si Rattana Mahathat Chiang, el templo más importante de todos.
Hacer el recorrido completo a Si Stachanalai no lleva más de un par de horas, tres si nos deleitamos demasiado. Y entre una densa naturaleza, piedras y agua, abandonamos Si Satchanali para emprender viaje hasta Lampang, la Córdoba tailandesa.
Tampoco se tarda más de dos horas llegar a Lampang, una pequeña ciudad que es imprescindible recorrer en un coche de caballos conducido por un tailandés con sombrero típico cordobés. Esto, unido a los faroles que adornan algunas calles de Lampang debido al luto por la muerte del rey, hace que te traslades directamente a cualquier ciudad andaluza en plena feria.
Estos tailandeses con espíritu cordobés te hacen un recorrido de lo más curioso por los puntos más importantes de la ciudad. Una ciudad, por otro lado, donde no es habitual ver turistas occidentales, cosa que se agradece. Volviendo al recorrido por Lampang, lo primero que te muestran es el templo de Chiang Rai que, como no, es un templo blanco impoluto a imagen y semejanza del templo blanco de Chiang Rai.
Sin más, y tras una parada de cinco minutos para hacer las fotos correspondientes, el coche de caballos nos lleva a través de unas calles encantadoras hasta otro templo, a mi parecer mucho más interesante. Es el templo Wat Pratu Pong, un templo en teca tallada con 800 años de antigüedad. Las tallas de la fachada son de estilo jemer y la preciosa puerta tiene más de 1000 años y está flanqueada por dos columnas realizadas en estilo Hariphunchi, realizadas en el año 1300. Este templo se puede visitar pero sólo durante la oración de los monjes los días octavo y 15 de las lunas creciente y menguante de cada mes.
Tras otro paseo en coche de caballos por las calles de Lampang, finalmente desembarcamos en la calle más bonita e interesante de todas: Thanon Talad Gao. Con unos dos kilómetros de longitud, se caracteriza por su arquitectura donde se mezcla el estilo chino con el europeo y el birmano. La mayoría de las casas son de principios del siglo XX y, afortunadamente, han sido reformadas manteniendo la arquitectura y ahora se han convertido en encantadores cafés, hostales e, incluso, galerías de arte.
Para descansar del paseo no hay nada como tomarte una buena Chang o un vino en las nuevas vinotecas, bares y establecimientos que están proliferando a la orilla del río Wang, que cruza la ciudad.
Esta parte es otra Tailandia. Una tranquila, relajada y encantadoramente auténtica.
Copyright 2015 BLUEROOM - Todos los derechos reservados - Aviso Legal - Politica de privacidad