Amazing Thailand

A la rica paella tailandesa

Por Araceli Infante: Texto y Fotos
 
Hay muchas experiencias que pueden considerarse exóticas en Bangkok, pero como la de comerse una paella española en medio del mercado más bullicioso y tailandés de todos, pocas. El rey del Chatuchak no es ningún hombre de negocios trajeado, ni ninguna ‘madame’ asiática de mirada dura. El rey del Chatuchak es un cocinero español que vende raciones de paella como churros y que no puede dar un paso sin que le pidan fotos. ¡Como lo oís!. Fernando Yusta se ha convertido en una especie de Pantoja de Bangkok con más fans que Justin Bieber.
 
 

Fernando Yusta en plena faena en Chatuchak

Fernando Yusta en plena faena en Chatuchak

 
 
Prepara paellas gigantes desde hace años como si fuera un show: con él vuela el arroz, el aceite y las verduras. Asegura que se saca 4.000 fotos al día mientras los clientes del ‘viva 8’ esperan ansiosos este manjar que cocina todos los domingos y fiestas de guardar. Fernando ha hecho de su necesidad, virtud. Se instaló en Tailandia cuando la crisis golpeó de lleno su negocio y decidió venirse a este maravilloso país que ya le había atrapado en unas vacaciones anteriores. ¡Dicho y hecho!…Cogió sus trastos y aquí que se plantó: a ‘españolizar’ Tailandia y ya de paso a ‘tailanizarse’ él, claro, porque de aquí nadie sale ‘indemne’. Nadie se va sin pensar en la vuelta, sin suspirar por ‘la próxima vez’.
 
De momento en el ‘Viva 8’ los fines de semana no se cabe. Entre los que esperan su ración con estoicismo está Juanito, mi guía tailandés que es un cielo; un hombre bondadoso y paciente que pone al mal tiempo buena cara. Juanito no había probado nunca la famosa paella española, esa de la que te hablan en cualquier parte del mundo (Ah, ¿española?. Barça, Messi, ¡paella!) Así que el hombre daba vueltas con expectación en torno al monumental recipiente que Fernando saca a la calle. Cuando llegó su turno acabó encantado. “¡Muy Kika!”, me dijo todo feliz, “¿che puede tepetir?”. ¡Sí, claro!…Pues eso, paella tailandesa: toda una experiencia.
 
 
Juanito probando por primera vez la paella

Juanito probando por primera vez la paella

 
 
El otro gran momento que recuerdo con especial intensidad tiene que ver con los maravillosos templos budistas que se encuentran a lo largo y ancho del país. Hay muchos, casi todos interesantes, pero unos pocos realmente mágicos. Uno de ellos se encuentra en una de mis ciudades favoritas, Ayuthaya. No es especialmente rico, ni especialmente grande, ni tiene figuras especialmente valiosas, pero lo visité en el momento perfecto, antes casi de que saliera el sol y sentí algo parecido a lo que debe de ser el karma.
 
 
Amanecer en Ayuthaya

Amanecer en Ayuthaya

 
 
Dicen las crónicas que el ‘Wat Yai Chai Mongkhon’ fue construido para la adoración religiosa y la meditación real, y levantado por Naresuán el Grande para celebrar su victoria sobre Birmania. A pesar de sus siglos de historia, o quizá por ello, la actividad no ha desaparecido dentro de estos muros que sin embargo respiran mucha paz y recogimiento. Sobre todo cuando el sol todavía no ha salido y  las interminables filas de budas nos miran mudos cuando entramos en territorio Chedi, el de la pagoda. Quieren saber si perturbamos su sueño como turistas ruidosos o como practicantes disciplinados. Somos infieles, les diría, pero sentimos esa quietud vital que parece encontrar todo aquel que se entrega a la filosofía budista.
 
 
Ayuthaya

Ayuthaya

 
 
A punto de salir del santuario se acerca a mí un tailandés que me pregunta en inglés que de dónde soy. Española, le digo. “Qué bonito país, cómo me gusta”, me responde. “Yo era profesor de instituto, ya me he retirado, pero me gusta ver gente extranjera”… La breve conversación me recuerda que lo  mejor de Tailandia son los tailandeses. Amables, educados y serviciales, tienen ‘un asiento’, que da gusto tratar con ellos…
 
 
El Blog de Tailandia Monje
 
 
Los niños son totalmente ‘comestibles’, pero cuando crecen, los adultos conservan ese aire de no haber roto nunca un plato que puede resultar engañoso, ¡ya lo advierto!. Lo tienen incluso los conductores de túk-túk, pero no os confiéis, porque estos concretamente llevan dentro un Fernando Alonso de 3 ruedas que les hace ir pegando botes por toda la ciudad. Si no habéis montado nunca en esta especie de triciclos gigantes os perdéis una experiencia de primera. La regla más importante es agarrarse bien. En realidad es la única regla porque una vez que te sujetas es tan divertido como un parque de atracciones.
 
 
El Blog de Tailandia Tuc Tuc
 
 
Un túk-túk nos llevó de vuelta a mi colega Félix Lorenzo y a mi al hotel. Rugiendo y pegando brincos llegamos al Sala Ayuthaya, un maravilloso hotel con vistas, en el que nos ofrecieron un desayuno de primera. El tiempo ha pasado y no todos los días han sido tan placenteros, pero en los malos momentos me visualizaba en Tailandia. Disfrutando del placer de aquella mañana y desayunando la paella de Fernando. ¡Qué mezcla!