Vive y viaja desde que el azar con suma puntería le puso en tierra firme, aquel primer viaje del cero al mundo es el más largo y extraordinario de los que ha realizado, pero del que no tiene fotografías ni recuerdos.
Cree que somos alguien diferente a lo que dicen los títulos académicos, y diferentes a lo que nos ocupa una parte del día. Somos lo que nos hace latir con gusto y liviano, aquello a lo que dedicamos la vida. Por eso, dice ser sólo una nómada con ciertas aptitudes para varios oficios, una viajera emocional que escribe al dictado de las vísceras, un ser humano como cualquier otro en busca de una felicidad que sabe tiene defectos.
Ha escrito y dibujado en diferentes latitudes, pero no recuerda bien quien le enseñó a escribir y dibujar, y cree que debería, porque décadas después, escribe mucho y dibuja mucho. Sus textos han aparecido en la revista Siete Leguas, en Ocholeguas y en el suplemento Viajes del periódico EL MUNDO, y colabora en la revista de la editorial enfocada al viaje y sus culturas, La Línea del Horizonte, en la que se han publicado algunas de sus ilustraciones.
Dice que no tiene certezas pero que viajar es entender que el movimiento es el estado óptimo del cuerpo, y la quietud, el de la mente. Se describe con una frase de Clarice Lispector “En realidad yo no sé escribir cartas de viaje, en realidad siquiera sé viajar”, pero sabe que a los nómadas siempre les gustó aprender.
En La Línea del Horizonte: