En “Diario de una familia en Tailandia” vamos a contar, como bien señala el titular, todas las vivencias que tuvieron la suerte de experimentar Natalia y Bernard con sus tres hijos: Pablo, Marcos y María este pasado verano en su viaje de ensueño a Tailandia. Por ello, vamos a desglosar todo el recorrido en seis post donde en cada uno de ellos se contarán sus experiencias por parada: Phuket, Krabi, Ko Panghan, Ko Samui, Chiang Mai y Bangkok. ¿Estáis listos? ¡Coged un pañuelo porque se os hará la boca agua!
Texto y fotos: Familia Seco Ros
Primera parada: Phuket
La tropa se pone en marcha después de una noche de poco descanso, pero todos estamos preparados para el gran viaje a Tailandia que Natalia nos ha preparado. ¡Comienza la aventura!
Después de un viaje en avión con Qatar Airways, hacernos la foto con el oso del aeropuerto de Doha y miles de prisas y nervios aunque nos sobrase un montón de tiempo, por fin llegamos a nuestra primera parada: Phuket.
No habíamos entrado apenas en la habitación cuando los 5 ya observamos emocionados las piraguas, los paddles y la laguna, y aunque pareciera mentira en menos de dos horas ya estábamos estirando el día y surcando los canales en busca de aventuras en ese paraje idílico.
No teníamos todavía muy claro si de donde veníamos era de día o de noche, pero si sabíamos que debíamos acostumbrarnos al nuevo horario lo antes posible para poder disfrutar de todo al máximo.
La zona de la Laguna de Phuket es un remanso de paz y tranquilidad donde cada uno rápidamente encontró su espacio. María la más pequeña disfrutaba nadando por la piscina más larga del mundo mundial, Pablo y Marcos combinaban los deportes acuáticos con sus nuevos amigos, y nosotros encontramos la combinación perfecta: relax y disfrutar de la compañía de nuestros niños.
Desde lo alto de la terraza del Xana Beach Club el sol parecía ponerse solo para nosotros. El lujo asiático no era el único detalle que ya había tenido el país desde que llegamos, sino que también eran las eternas sonrisas de los tailandeses y la forma tan sencilla que tienen de hacer las cosas las que convertían cada minuto en especial.
Tailandia no es un país que se escoge solo por sus playas interminables o sus piscinas de ensueño, sino que también los templos y su ancestral cultura forman parte de esta acertada decisión. Para poder entender y disfrutar realmente de una cultura tan diferente no vale solo con leer sobre ella, se necesita de alguien que pueda explicarte y hacerte entender las diferencias y las vivencias in situ.
Durante todas las excursiones aprendimos mucho, entre muchas otras cosas que el Gran Buda mira hacia el mar y hacia el este para prevenir que el mar vuelva a invadir la tierra y que en el templo Wat Chalong cada día de la semana tiene su estatua de Buda. Sabíamos que durante el viaje iríamos perfeccionando nuestros conocimientos pero por el momento teníamos claro que el miércoles tenía dos representaciones y que la imagen del sábado está recostada.
Durante nuestra estancia también pudimos conocer Patong, Karon Beach o su mirador, desde donde se puede observar mucho más de lo que parece que puede alcanzar el ojo humano. Allí descubrimos los “Morning Glory” y el “Lemon Grass”, convirtiéndose este último casi en una religión para nosotros.
Si no has estado en la temporada de lluvias en Tailandia, es que no has visto llover, pero igual que llega se va, es una descarga fuerte y profunda pero efímera, en el momento que entiendes eso todo es más sencillo.
Otra de las actividades que hicimos en esta maravillosa isla fue navegar en un Junco, ese barco milenario lleno de carácter que seguramente había surcado los 7 mares y que había sido testigo de las hazañas de Simbad o el mismísimo Sandokan. Desde luego, no tiene precio.
Cuando llegamos a Ko Tapu nos imaginábamos a Roger Moore y a Christopher Lee batiéndose en duelo como en la película de James Bond. Según avanzamos por el Parque Nacional Ao Phang Nga y sus islas, pareces ser trasportado en el tiempo y en el espacio. Entre muchas otras cosas, el atardecer que se observa en el June Bahtra volviendo hacia el puerto es un momento mágico donde solo se respira paz; experiencia altamente recomendada para todas las edades y nacionalidades.
Llegó el momento de marcharnos del Hotel Angsana Laguna y de Phuket, y aunque nos daba mucha pena sabíamos que nos esperaban muchos buenos momentos y muchos sitios por descubrir…
Siguiente capítulo: La familia descubre Hat Railay (próximamente)
Copyright 2015 BLUEROOM - Todos los derechos reservados - Aviso Legal - Politica de privacidad