Nan es una de las joyas del Norte de Tailandia. Esa provincia limítrofe con Uttaradit, Phrae y Phayao se encuentra en el valle del mismo nombre y se trata de uno de los destinos del País de la Sonrisa que más popularidad está ganando últimamente. ¡Un hecho casi increíble, ya que hace cuarenta años la emergente provincia apenas se consideraba como un destino de interés turístico!
A día de hoy, la región se ha visto favorecida por un rápido crecimiento y el auge del turismo. Pero, lejos de atraer turismo de masas, Nan se ha convertido en un remanso de paz, que atrae a los viajeros que se dirigen o salen de Phrae, su afamada vecina.
Los visitantes que lleguen a la capital provincial tienen una cita casi obligada con la ribera del río Nan. Allí se puede disfrutar de un excelente almuerzo o desayuno antes de comenzar a explorar la ciudad. ¡Y conviene ir bien preparado, ya que hay mucho que ver!
La primera parada recomendada es la Noble House (la Casa de Chao Fongkham), una casona de teca rústica de estilo clásico del norte de Tailandia, en donde las habitaciones se han convertido en museo, que acoge una selecta colección de antigüedades. Actualmente está regentada por los descendientes de Chao Fongkham (una importante figura de la aristocracia local) y en la parte inferior de ella se ofrecen talleres de corte y tejido, así como clases de artesanía.
A continuación, se debe visitar el Wat Phumin, un templo conocido por sus murales, entre los que destaca el conocido como “El Susurrador”, una icónica imagen de la producción plástica de Tailandia en la que se ve a un marido susurrándole algo dulce al oído a su mujer. Esta imagen es uno de los iconos más importantes de Nan, por cierto.
No muy lejos de allí, se encuentra el Museo Nacional de Nan. Este es un edificio bastante importante, ya que fue construido en 1903 como residencia de los dos últimos señores feudales de Nan, antes de su apertura como museo en 1973. Está considerado como uno de los más destacados museos regionales del país, ya que su fondo reúne piezas pertenecientes a las minorías étnicas de Tailandia y recoge documentos clave de la historia local y de la tradición budista tailandesa en la región.
Para quienes busquen, precisamente, entrar en contacto con la historia y cultura de Nan, se recomienda visitar el Wat Ming Muang, un templo fundado a mediados del siglo XIX y cuyo interior se encuentra el Pilar de la Ciudad de Nan. En una línea similar, se debe visitar otro templo de la ciudad: el Wat Sri Panthon, que alberga una colección de pinturas en las que reflejan la historia de Nan.
En tanto, el Wat Phrathat Khao Noi también cuenta con cierto atractivo. Este templo, el más moderno y famoso de Nan, se ubica a dos kilómetros de la ciudad y está edificado sobre una colina que domina toda la urbe. Sus vistas son realmente impresionantes y no dejarán impasibles a los cazadores de fotos.
Más allá de los templos, la gastronomía y la artesanía local también son un reclamo al que resulta difícil resistirse. Por ejemplo, la fábrica de Doi Silver es una de las más afamadas de la región, gracias a su producción de orfebrería, cuya visita permite asistir al proceso de creación de las piezas que posteriormente salen a la venta.
Además, el mercado nocturno de Nan es una de las actividades comerciales más concurridas. Sus casetas colman toda la calle principal de la ciudad, dividiendo el mercado en dos áreas bien diferenciadas. Una, dedicada a ropa, seda, suvenires y artesanía. La otra, como el lector podrá imaginar, se especializa en puestos de comida, en lo que se pueden probar los platos típicos de Nan.
En paralelo, los madrugadores encontrarán que el mercado matutino es también digno de visitarse. A este acude mucha gente de las tribus de las colinas, que descienden desde las montañas para vender sus hortalizas y frutas. A él también suelen asistir monjes, quienes reciben donativos de forma habitual, de acuerdo con el credo budista.
En las afueras se encuentra la Nan Riverside Art Gallery, el centro cultural y artístico de la provincia. En su interior se puede contemplar un importante fondo de piezas, realizadas por artistas regionales. Una visita a esta última es un modo idóneo de despedir la visita de esta interesante provincia, todavía no demasiado conocida, pero en vías de convertirse en uno de los puntos calientes del turismo en Tailandia.
Fuente: TAT News
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